viernes, 5 de julio de 2013

Un Día más

Bueno, hace muchísimo que no actualizo esto, así que voy a poner un relato que hice en el curso de escritura creativa en el que estuve este año, aviso que aunque tenga las correcciones, no está corregido, me comentaron que mas que un relato deberían ser dos. Aunque a mí me gusta así porque creo que representa mejor al personaje, es cierto que como relato sería mejor hacer dos, pero para representar al personaje que quería creo que es necesario todo. Aquí va.

Tengo los ojos abiertos, estoy despierta ¿Hace cuánto? No puede haber pasado mucho tiempo ya que solo recuerdo darme cuenta de que mis párpados ya no estaban cerrados.  Me doy la vuelta en la cama y vuelvo a cerrar los ojos, no me duermo, solo descanso.
Me remuevo, separo los párpados, esta vez de verdad, me estiro hasta oír crujir mi espalda y extremidades. Continúo tumbada. Aparece en mi cerebro una escena de lo que he soñado. La observo, memorizo todos sus detalles y, poco a poco, va cambiando, me cuenta una historia, yo la dejo hacer.
Me gusta lo que he soñado, tiene todo lo necesario, incluso la medida justa de absurdidad. Me levanto, me vuelvo a estirar. Bajo las escaleras, miro fijamente al frente. Me gusta observar como las cosas cambian poco a poco de nivel a medida que desciendo. Desayuno, observo la manga de mi pijama, tiene un agujero. Hay que coserlo. Me imagino a mí misma cogiendo aguja e hilo. Continúo desayunando. Recuerdo las manualidades del colegio, una vez hice un muñeco de nieve de peluche ¿Dónde estará ahora? Cuando cosíamos en el colegio siempre jugábamos con las agujas. Nos atravesábamos la piel con ellas y las dejábamos ahí colgadas. Parecía que hacíamos malabarismos con ellas, pero no podían caer, estaban bien sujetas.
Dejo el plato en el lavavajillas. Camino hasta el salón. Miro la caja de coser. La miro un buen rato. La abro y cojo aguja e hilo, hilo negro, tiene que ser negro. Cuelgo el hilo de la aguja y le hago un pequeño nudo al final. Miro mi mano, me gusta el dedo índice. Con cuidado paso la aguja por debajo de mi piel, no quiero hacerme sangre. Voy cosiéndome el dedo en zigzag. Llego a la base y vuelvo a subir. Corto el hilo sobrante. Guardo la aguja. Parece que me he encorsetado el dedo, es bonito, me gusta. Parece que mi piel fuera un chaleco, atado con cuerdas, cubriendo la carne. Es una imagen hermosa. Macabramente hermosa.
Mi madre chilla a mis espaldas. “¿Qué has hecho?” me pregunta “quítatelo” ordena. “No pasa nada, solo he atravesado la capa superficial de la piel, ni siquiera hay sangre” intento tranquilizarla. “Da igual, me da mucha angustia, quítatelo” sentencia. “¿Nunca hiciste esto de pequeña?” le pregunto. “¡No!” exclama. Mi padre nos mira ¿cuánto lleva en el salón? “¿Papá?” pregunto en busca de apoyo. “Nosotros hacíamos algo parecido, pero solo con aguja”. Gracias Papá. “Bueno pero a mí me da angustia” dice mi madre. “Vale” accedo. Cojo el hilo de una punta y lo estiro. Mi dedo ya no está encorsetado. Casi no se nota que una vez lo estuviera.
Subo a mi cuarto. Me visto. Cojo mi bolso. Bajo. Me despido con un rápido “voy a dar una vuelta” y salgo de casa. Fuera me siento libre. Está nublado, me gusta. Camino sin rumbo fijo mirando el cielo. Veo un halcón, no recordaba que en las ciudades también había halcones. Es hermoso, le sigo. Los edificios entorpecen mi camino. Le pierdo de vista. He ido a parar cerca de un parque, entro, me siento debajo de un árbol. ¿Dónde habrá ido el halcón? No es fácil seguir a uno.
 Veo pasar a un gato. Tal vez es más fácil seguir a los gatos. Me levanto y le sigo. El gato acelera el paso, yo también. Intenta perderme, pero yo quiero saber a dónde va. Corre por calles cada vez más estrechas, yo corro tras de él. Escala a lo alto de un muro y se pierde tras la pared de ladrillos. Observo atentamente. No hay lugar por el que pueda escalar. Desisto, los gatos también son difíciles de seguir.
Sigo caminando sin rumbo, ahora miro al suelo. Hay un caracol. Me agacho. Lo cojo. “Si te quedas aquí te pisarán” le digo. Él camina por mi mano, dejando viscosidad a su paso. Le dejo a un lado del camino, allí no le pisarán. Continúo mi camino, hay varios caracoles aplastados.
Veo a una rata, corro tras ella hasta un callejón. ¿Por qué la sigo? En realidad da igual. Se escurre dentro de una tubería. Me imagino haciéndome pequeña, muy pequeña. Corro tras la rata por las tuberías, me cruzo con otras ratas, pero sé que no son las que persigo. Me cruzo con una araña. Les tengo terror. Corro hasta llegar a un espacio más grande. Parece una ciudad bajo tierra. Me vuelvo a hacer grande. Esto le pasaba a una Alicia ¿no? Veo la araña. La piso. Deja una mancha de sangre. Muerta no me da miedo, solo pena, y asco.
“¿Se encuentra bien señorita?”. Vuelvo a la realidad. Estoy mirando fijamente la pared de ladrillos en la que está la tubería de mi fantasía. Un policía me mira extrañado. “Estoy bien” contesto. Me alejo. El policía va a mirar que observaba. No verá nada. No puede ver mi mente. Vuelvo caminando a casa. No me doy prisa. No hay necesidad. No quiero apresurarme. Me gusta la calle. Camino un buen rato. ¿Tan lejos había ido?
Entro en casa. “¡Estás toda empapada!” exclama mi madre. Me toco el pelo, está mojado. Camino hasta la ventana. Llueve. ¿Cuándo empezó a llover? Tengo frío. “¿Dónde has estado?” pregunta. Señalo a lo lejos con el dedo. Es el mismo dedo que antes estaba encorsetado ¿verdad? Mi madre mira por la ventana. Parece conformarse con esa respuesta. Subo las escaleras, los cuadros de la pared cambian de nivel  a medida que asciendo. Entro en mi cuarto y cierro la puerta. Me siento en el suelo. Suspiro. Oigo la lluvia de fondo. Mi cuarto parece una cueva. El sol no se atreve a entrar. No puede. Como el policía no podía entrar en mi mente. Tengo frío. Me tapo con una manta. Cierro los ojos y recuerdo las partes favoritas de mi sueño. Las absurdas.

sábado, 25 de agosto de 2012

Paseo por el bosque


La niña andaba por el bosque.
La niña andaba por el bosque porque le gustaba pasear.
Le gustaba pasear entre árboles siniestros.
Árboles siniestros la miraban al pasar.
Al pasar por un lago vio el agua vibrar.
Vio el agua vibrar porque un pez muerto había empezado a flotar.
“Flotar en el agua es divertido” pensó la niña y echó a andar.
Echó a andar por un sendero.
Un sendero oscuro y siniestro.
Siniestro como los árboles, aquellos que había dejado atrás.
Había dejado atrás el lago.
El lago en el que flotaba la muerte.
La muerte paseaba por el bosque.
Por el bosque buscaba a una amiga.
Una amiga como ella, que apreciara lo siniestro.
Siniestro, eso eran los árboles y siniestro era el sendero.
El sendero por donde caminaba la niña.
La niña que estaba sola.
Sola se encontraba la muerte.
La muerte en el bosque vio a la niña.
La niña a la que le gustaba pasear entre árboles siniestros.
Árboles siniestros que obedecían a la muerte.
A la muerte le gustó la niña, ella sería su amiga.
Su amiga no podía estar viva.
Viva como la niña que andaba entre árboles siniestros.
Árboles siniestros que extendieron sus raíces.
Sus raíces arrugadas que hicieron tropezar a la niña.
La niña que era amiga de la muerte.
La muerte que había querido una amiga.
Una amiga que debía estar muerta.
Muerta como su nueva amiga, la niña caminante.
Caminante por el siniestro bosque.
El siniestro bosque que ahora era su hogar.

sábado, 2 de junio de 2012

Odio este bloqueo mental, casi no puedo escribir y cuando lo hago tan solo me salen unas lineas, solo unas pocas, necesito escribir, siempre lo he necesitado, pero mi propia mente me lo impide, es algo sumamente molesto y no lo puedo evitar, solo espero que ocurra lo que siempre pasa y que tarde o temprano el bloqueo se esfume y vuelva a ser capaz de escribir, relatar las historias que se me pasan por la cabeza a diario, transformar todas esas imágenes en palabras, palabras que puedan ser leídas y comprendidas por otra gente, que les hagan ver esas imágenes que pasan por mi cabeza o al menos ver unas parecidas, que disfruten con algo con lo que yo también disfruto. Me encantaría ser capaz de estimular la imaginación de otros seres humanos, y es mi gran sueño poder hacerles disfrutar con mis historias y que estas les ayuden a soñar. Quiero cumplir mis sueños para así hacer evidente que si yo lo he conseguido otros también pueden, para eso tengo que luchar y lo haré un simple bloqueo mental no conseguirá hacer que me rinda (aunque me irrite).

Deià.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Mis locuras

Ahora me ha dado por escribir cosas sobre universos paralelos y cosas por el estilo, es dificil hacer algo original cuando es un tema tan tratado, pero es un reto... ¡Me encantan los retos!

Bueno ahora dejo aquí algo de mi estilo... raro:

Estaba realmente cansada, apenas podía mantener abiertos los ojos, me pesaba todo el cuerpo, me tumbé en la cama y cerré los ojos cayendo dormida al instante, pero no tuve ni dos minutos de sueño, estaba totalmente consciente, pero no podía mover mi cuerpo no lo más mínimo, era como si algo me presionara el cuerpo evitando que me moviera, sobretodo sentía presión sobre mi pierna izquierda, intenté moverme y finalmente conseguí mover un dedo del pie, intenté mover la pierna, pero ahí estaba el peso, intenté mover todo mi cuerpo, pero al parecer lo único que tenía libre eran los dedos de un pie, "tal vez puedo abrir los ojos" me dije, ya que era lo único que aun no había intentado porque había algo en el fondo de mi me pedía que no lo hiciera, finalmente ignoré ese murmuro y conseguí abrir los ojos, vi mi cuarto completamente a oscuras y en mi cama, sobre mi pierna izquierda había una figura pequeña, como una muñeca que me aprisionaba e intentaba destaparme... Un escalofrío de terror me recorrió el cuerpo y pude volver a moverme, me incorporé de un salto y encendí la luz... no había nada.

P.D. ¿Alguna vez habeis tenido parálisis del sueño? ¡Es horrible! :/
Justo cuando escribía la parte en la que abría los ojos ha empezado a sonar la canción de "Leech jar" de Emilie Autumn y realmente me ha dado miedo, estando sola a las 12 de la noche, escribiendo esto y suena esa canción... escuchadla y lo entendereis, pero ha quedado genial, si hiciera un corto sobre este escrito ya se que musica pondría jaja.

sábado, 29 de octubre de 2011

Asesinato.


Sonreí, ahí estaba, en mis manos. Me sentía poderosa, me sentía bien, mejor que nunca. Cuando empecé a escuchar los sollozos un escalofrío de placer me recorrió el cuerpo, miré a aquel chico, mi víctima, llorando a mis pies mientras su sangre se extendía por el suelo. Me agaché y le miré a los ojos.
-Por favor- suplicó.
Mi sonrisa se ensanchó. Una lástima que se estuviera acabando, cada vez estaba más vacío y no tardaría en morir, pero seguía suplicando. Decidí alargar un poco más el juego.
-Lo siento, me he pasado, tranquilo, no morirás- le dije.
Sus asustados ojos empezaron a tener esperanza, le presioné la herida de su costado para parar la hemorragia y le ayudé a levantarse.
-Vamos al hospital, te curarán- dije con voz tranquilizadora.
-Muchas gracias- dijo extremadamente feliz.
Le llevé hasta la puerta sosteniendo parte de su peso, al llegar alargué la mano hacia el pomo y lo giré sabiendo que la puerta estaría cerrada.
-Está cerrada, voy a buscar las llaves, ¿crees que podrás aguantar de pie un rato tú solo?- pregunté
Él asintió, le di la espalda y abrí mi bolsa, cogí las llaves en una mano y una daga en la otra. Me encaminé hacia la puerta ocultando la daga a mi espalda y jugueteando con las llaves. Cuando estuve frente a él dejé de ocultar la daga y miré las dos manos, sopesando mis posibilidades, él contuvo la respiración. Empecé a jugar con la daga, dándole vueltas y lanzándola al aire para volverla a coger mientras aún miraba ambas manos. Lancé la daga al aire al tiempo que dejaba caer las llaves al suelo. Cogí la daga al vuelo con la mano con la que antes sostenía las llaves, era mi mano buena. Miré la daga y le miré a él. El terror empezó a surgir cada vez más intenso en sus ojos. Recuperé mi sonrisa anterior.
-Lo siento- dije mientras sonreía.
Su rostro alcanzó el máximo terror que podía alcanzar y le atravesé el corazón dejándole permanente esa expresión de terror. Cayó al suelo. “Ha sido divertido” pensé. Recuperé las llaves del suelo, abrí la puerta y salí dedicándole al cadáver una sonrisa de satisfacción.   

domingo, 16 de octubre de 2011

reflexión

No acabo de comprender a esta sociedad, supongo que porque nunca me he sentido identificada con ella, porqué es tan importante lo que piensen de ti? Porque tienes que dar una buena impresión a los demás para sentirte bien? No sería más normal sentirte bien haciendo las cosas que te gustan o vestiendo como quieras a pesar de que eso pueda no gustar al resto de esta sociedad? Que pasa si alguien se viste de negro? eso suele causar prejuicios, la gente empieza a pensar que si es un rebelde o que esta deprimido... y que? porque no podemos vestirnos como queramos? Incluso si a alguien le da por vestirse.. no se de rosa y pintarse el pelo verde? No esta en su derecho de hacerlo? porque la gente tendría que criticarlo por eso? Siempre te ponen etiquetas, esta es una puta, este es un friki, ese grupo es de raritos, esta es una antisocial porque no se acerca a hablar con nadie? Acaso no se preguntan: porque hace eso? Realmente es un motivo para tratarle mal o marginarle? Quien te dice que la persona a la que llamas puta no ha pasado por una situación traumática y por eso se comporta así? O la antisocial, tal vez simplemente le es dificil hablar con los demás por X motivos, puede que la gente de su edad la tratara mal y por eso ahora tiene miedo de que vuelva a ocurrir o quien sabe, tal vez tenga un transtorno que se lo cause como el sindrome de Asperger, a quien llamais raritos, simplemente son diferentes porque no se han dejado guiar por la masa, eso es motivo de insulto o marginación? Y los frikis... porque utilizar esa palabra de manera despectiva, les gustan ciertas cosas que a los demás no, que tiene de malo leer mangas o ver animes? Que tiene de malo se fan de... no se... star wars? me exaspera que para poder pasar sin que te insulten o acosen tengas que ser un robot más. me gustaría que todo el mundo pudiera ser diferente, tener diferentes hobbies, diferentes creencias, religiones, maneras de actuar y hubiera respeto entre todos, acaso es tan dificil? tanto cuesta respetar a los demás? tanto cuesta aceptar la diferencia en esta sociedad? Lo peor es que no solo tienes que quedar bien por ti mismo, sino por tus amigos y familiares. Si a los padres de tus amigos no les gusta como vistes y se hacen una imagen equivocada serás la mala influencia y la amistad sera cada vez más dificil. Si en el circulo donde se mueven consideran inapropiado que escuches cierto tipo de musica o te gusten cierto tipo de peliculas o hables con tus amigos de maneras diferentes a las usuales, el problema no solo lo tendras tu, si no tus padres, les consideraran malos padres y eso en ciertos circulos es fatal, tienes que reprimirte para que tus padres no tengan problemas, porque? es extremadamente doloroso saber que tu forma de ser puede ocasionarle problemas a las personas que quieres. Esta sociedad está podrida, siento ser tan dura, pero es cierto, se necesita un cambio, que se que en ciertos aspectos se esta produciendo, pero aun así vivimos en una sociedad en la que ser mujer sigue siendo un problema para avanzar por ejemplo profesionalmente, eso no es una sociedad podrida por los prejuicios?

martes, 23 de agosto de 2011

Transformación


Mi primera transformación ocurrió de noche, mientras caminaba a casa a través de un bosquecillo desierto, mi casa se encontraba al pie de la montaña y yo solía hacer excursiones por los bosques circundantes y no era raro que volviera a casa de noche, al fin y al cabo conocía los alrededores como la palma de mi mano, expresión sin sentido ya que nunca la he mirado con detenimiento, y nunca había tenido ningún percance ni dificultad, hasta esa noche. Empezó con una ligera molestia en los dedos de las manos, aunque tal vez empezó por los pies que ya me dolían de la caminada, poco a poco fue aumentando hasta que me paré mirando mis manos sorprendida. El dolor se fue tornando insoportable, vi como mis dedos parecían contraerse, al principio lo atribuí al dolor y a la oscuridad, pero mis dedos estaban dejando de acabar en una suave forma redondeada para terminar cada vez más puntiagudos. La carne y la piel de la parte superior de los dedos (es decir la correspondiente a las falanges distal y media, en el caso del pulgar solo la distal) se me contrajeron hasta convertirse en polvo, como si se hubieran secado, dejando al descubierto los huesos, aun con las uñas pegadas a ellos. ¿Alguna vez se os ha secado la carne hasta convertirse en polvo? Pues duele, y mucho así que, como es natural, me pasé todo el proceso chillando histérica. Pero la cosa no paró ahí, las uñas empezaros a crecer y a cobrar forma hasta convertirse en garras totalmente negras. En ese momento empezaron a ocurrir bastantes cosas a la vez, mi estatura se redujo bastantes centímetros, pero ahora mis piernas y mis brazos eran bastante más largos en proporción a mi cuerpo, adelgacé varios quilos, pero mis músculos se fortalecieron, no hace falta decir que esto me produjo un dolor insoportable, mis pies aumentaron y tomaron una forma parecida a las patas traseras de un guepardo, la planta de mis pies se volvió tremendamente dura y las uñas también se me convirtieron en garras, a continuación sentí como si me estuvieran quemando viva, mi piel se volvió roja y se llenó de ampollas, para después curarse y adquirir un tono blanquecino que difería bastante de mi tono de piel natural, mi pelo se acortó y oscureció y por último, el fuego que antes había tenido recorriendo mi piel se trasladó a mis ojos, haciéndome derramar lágrimas de dolor, cuando todo aquello pasó mi vista se volvió mucho más clara, adaptada a ver en la noche. Estaba hiperventilando mientras intentaba recuperarme del dolor más horripilante que jamás había sentido cuando capté que veía demasiados matices rojizos. Me sequé las lágrimas y centré la mirada, mi ropa estaba hecha jirones prácticamente todo el cuerpo lleno de heridas, como si una bestia se hubiera divertido pegándome zarpazos….¡Zarpazos! entonces caí en la cuenta, me miré las manos y, efectivamente, tenía mis nuevas garras llenas de sangre. Pensándolo bien era normal que hubiera ocurrido eso, ¿Qué haces cuando te duele demasiado la cabeza? Simple: te llevas las manos a la cabeza y presionas, por si sirve de algo (por cierto, no, no sirve de nada), eso mismo había hecho yo pero por todo mi cuerpo, y obviamente no estoy acostumbrada a tener garras, ¿resultado? Una sangría.  Suspiré y decidí ir a casa, al fin y al cabo por alguna razón los zarpazos no me dolían, pero aun así no tardarían en hacerlo y si seguía sangrando sería peligroso para mi salud, por lo tanto debía apresurarme. Empecé a correr y, ¡era increíble! Más que correr parecía que volara, mis piernas me llevaban a la velocidad de la luz (obviamente es solo una expresión, simplemente iba muy rápido), me di cuenta de que mis reflejos habían mejorado bastante y mi cuerpo pequeño me permitía moverme con mayor facilidad por el bosque, además de tener mis zarpas para destrozar cualquier cosa que estuviera en mi camino y la base de mis pies tremendamente endurecida también ayudaba ya que gracias a ellas apenas sentía el suelo que pisaba. En resumen: llegué a casa en unos cinco minutos cuando normalmente me habría llevado cerca de media hora.
Al entrar por la puerta el escozor ya empezaba. Lo primero que hice fue quitarme lo que quedaba de mi ropa y tirarla, total, ya no me servía. Después fui al baño y me examiné en el gran espejo de pared que tenía allí, al verme casi vomité, si ya a la oscuridad de la noche me parecía que tenía demasiada sangre, con la luz de mi baño, tuve la sensación de que ya debería haber muerto ya que la cantidad de sangre que tenía por todo mi cuerpo era increíblemente grande, tanto que ni veía las heridas. Debí volver a entrar en estado de shock ya que mis heridas volvían a no doler. Lo primero era quitar toda esa sangre y curarme las heridas, el problema era hacerlo sin sangrar más ya que si seguía perdiendo sangre me desmayaría y ya estaba mareada de ver tantísima sangre junta. Decidí ducharme con agua helada, había escuchado que con el agua caliente la sangre fluye más rápido por lo tanto supuse que el agua fría haría el efecto contrario. Por suerte la mayoría de la sangre aún estaba fresca y sentía como resbalaba por mi piel mientras estaba bajo el chorro de agua helada con los ojos cerrados, supongo que cerraba los ojos por temor a ver mis heridas. En cuanto creí que la mayoría de la sangre había resbalado por el desagüe abrí los ojos dispuesta a enfrentar un cuerpo destrozado, esperaba ver pegotes de sangre seca, pero no esperaba lo que vi. En mi cuerpo no había ni una sola herida abierta, al contrario estaba lleno de pequeñas cicatrices que iban desapareciendo ante mis ojos. Me miré al espejo atónita, nadie habría dicho que había sangrado tanto, más bien parecía como si la poca sangre que quedaba esparcida por mi cuerpo fuera de otra persona, yo parecía normal y sana… excepto por las garras, los pies de guepardo, mi pelo, mis ojos y todas las demás transformaciones. Todo esto no lo necesito, ¿por qué está ahí? Pensé mientras cerraba los ojos totalmente confundida y exasperada. Entonces escuché como algo caía al suelo, abrí los ojos y allí estaba, una de mis garras en el suelo al lado de mi deforme pie. Miré mis manos y poco a poco se fueron desprendiendo todas las garras dejando a la vista otra vez mis huesos, ¡No me dolía! Tal vez esta transformación no fuera dolorosa, demasiado pronto para decirlo, ahí estaba otra vez el dolor insoportable, si que se te secara la piel y carne dolía que se regenerara era igualmente doloroso. No me entretendré volviendo a explicar que era lo más doloroso que me había pasado nunca, que lloré y que chillé… con decir que volví a la normalidad creo que basta (no se para que me molesto en decir que no lo explicaré si al final he explicado gran parte). Me sequé, acabé de eliminar la sangre seca y me metí en la cama, estaba exhausta.
A la mañana siguiente caí en la cuenta de todo lo que había pasado, ¿Cómo era posible todo eso? Jamás había oído hablar de nada similar… ¿Por qué me pasaba eso a mí? ¿Era realmente humana? ¿Mis transformaciones eran naturales o estaban causadas por el ser humano? ¿Yo era una especie de experimento o tenía una maldición? Cualquier respuesta a mis preguntas solo generaría más preguntas pero debía averiguar que me había pasado, pero… tal vez solo fuera un sueño, me convencí de ello y me relajé, todo eso no era posible, no había sido más que una horrible pesadilla, simplemente. Fui al baño a asearme y allí en el suelo, ¿Qué era aquello? ¿Zarpas? No podía ser, era una broma, miré la bañera y había sangre, corrí a examinar la papelera y ahí estaba, mi ropa, destrozada, llena de sangre, todo había sido real, me sentía mareada, como si me fuera a desmayar… y pasó. Al rato recuperé la consciencia, que sueño tan horrible, soñé que me había transformado, lo atribuía a un sueño pero luego era real… (Lo se me cuesta captar las cosas) Y ahí volvía a estar la ropa, la sangre, las zarpas, todo. Relájate, si sigues pensando que es un sueño acabarás volviéndote loca, acéptalo, ha pasado, ahora descubre cómo y porque.  Me dije en un burdo intento de relajarme, no lo conseguí, pero al menos ya lo había aceptado y tomado una decisión.